Valencia-Ural

Lo que podría no ser determinante en el futuro lo es sin duda a estas edades. El Valencia presentó un equipo de jugadores con el cuerpo acorde a las mismas a los que acompañaban dos futbolistas, que por planta y corpulencia podrían rayar en la adolescencia, y ambos situados en posiciones estratégicas: Julio Peris (5) como central y Reginaldo Sabana (16) como delantero centro. Sabana es corpulento y una auténtica viga que con sólo ganar la posición en el borde del área grande de su rival ya complicaba la vida a los defensas rivales. Si además de esa corpulencia sabe jugar el balón entonces la situación se complica para el rival. En cuanto a Peris ya no se trata sólo de corpulencia, casi indispensable para un buen central, sino a que en su cabeza cohabita un futbolista, listo en cada acción, con el movimiento de cabeza necesario para vislumbrar en un gesto rápido la ubicación de sus compañeros en el terreno de juego y atento a cualquier despiste en la marca de sus compañeros para corregirlos de manera inmediata, tiene no sólo los gestos del que imita a sus ídolos de la televisión sino del que convive con ellos de manera natural.

No obstante el Valencia también es un equipo plagado de jugadores técnicamente bien dotados para llegar a ser futbolistas, como no podía ser de otra manera.

El Ural fue un equipo comprometido con lo que le tocaba en suerte: afrontar de la manera más segura posible la superioridad técnica y corporal del Valencia C.F. y lo hizo a base de pundonor, colocación y un extraordinario sacrificio defensivo.