

Demasiada losa para el Real Club Celta encontrarse con un gol en contra nada más comenzar el encuentro. El sensacional disparo de Pol Lozano desmembró completamente a un equipo que tenía que jugar sus opciones dejando que el Espanyol fuese el dominador de la pelota, pero no del resultado. Le faltó empuje al Celta y algo de pegada, y seguramente pagó el esfuerzo realizado por la mañana para empatar contra el Valencia. De todo ello se aprovechó un Espanyol que con el segundo gol antes de finalizar la primera parte se relajó pensando en dosificar esfuerzos de cara a la durísima final que tendría por delante ante el Inter de Milán. No le dejó además el Espanyol combinar al Celta como lo hicieron los vigueses en los partidos previos, y aunque sacaron destellos de calidad y de nuevo buenas paradas de su portero, no fueron suficientes para llegar a la final.